domingo, 10 de abril de 2011

EL ESPACIO DE TODOS

El espacio público es tal vez el lugar más importante en la vida de una ciudad. La sostenibilidad de las ciudades en el largo plazo, depende en gran medida de la calidad de su espacio público y de lo que ahí pasa. Como evaluamos y percibimos una ciudad se genera a partir de nuestra vivencia en el espacio público, lo amable que este sea con la escala humana y la manera como se relaciona con otros usos y actividades. El gran show de la ciudad que corre como adrenalina por las calles donde la gente camina como diría Sir Peter Hall. Y de aquí que caminar sea tal vez la variable más importante en el espacio público de una ciudad. Una buena ciudad es la ciudad de los niños, y de los ancianos. Una ciudad donde se pueda pasear un bebe en coche de manera agradable por andenes amplios y verdes, sin interrupciones. O poder pasear un anciano hacia parques cercanos y donde existen rampas y atenciones particulares hacia los más débiles físicamente en un ambiente pesado como lo es la ciudad.
La gente es la principal atracción de la gente como dice un poema nordico. Salimos a la calle a buscar gente, a ver gente, a interactuar con ella; de manera directa o indirecta. La actividad en la esfera pública es esencial en la vida de las ciudades. Jane Jacobs, en su libro seminal sobre la vida y muerte de las ciudades abogaba por la actividad múltiple a la escala del peatón donde los usos no residenciales en primer piso generan intercambios entre seres vivos: humanos, animales y especies vegetales. El gran temor de Jacobs era que los grandes rascacielos acabaran con esta vida de barrio que ella disfrutaba en el Greenwich Village de Nueva York. La verdad es que la altura de los edificios no tiene porque acabar con esa vida de cafés, pequeñas tiendas, y transeúntes en los andenes; solo respetarla, promoverla, diseñarla y construirla.
El espacio público es el espacio de todos, pero de ninguno en particular. El usufructo particular del espacio público sin mediación del Estado como ente representativo de la sociedad es una violación al derecho a la ciudad. Los vendedores informales, las estaciones de valet parking; los vehículos mal estacionados; las terrazas y construcciones ilegales son barreras al disfrute pleno de una ciudad equitativa. Igualmente sucede en entornos naturales con playas privatizadas a la fuerza o ríos cercados y desviados.
Los valet parking no pueden usar las vías públicas para la renta de unos pocos empresarios particulares. En el sector de la 82 en Bogotá, hay filas de valet parking con estacionamientos privados en la acera contraria. En Ciudad de México ni siquiera están los estacionamientos pero si los valets que cobran por estacionar el vehículo unos metros mas allá sobre el andén en un lugar que es de todos nosotros. Los vendedores ambulantes no pueden tomarse las vías céntricas de las ciudades. Ya no solo son dueños del andén. En Barranquilla, Cartagena o Cali, los ambulantes tienen invadidas las vías de la ciudad con el beneplácito de políticos y administraciones públicas. ¿Quién será quien solucione el problema que significa Basurto para la competitividad y la sostenibilidad ambiental de Cartagena? Los comerciantes y la población necesitan de un mercado organizado, saludable y limpio para comprar los alimentos. Los hoteles no pueden invadir vías, playas y plazas. En la ciudad vieja de Cartagena, hay maderas de reten sobre vías públicas. Esto no solo muestra un estado débil sino ineficiente.
La defensa del espacio público no quiere decir que este no se pueda comercializar y rentar. El Estado como representante de la sociedad debe recoger las rentas que se generan en el espacio que pagamos entre todos. Por ejemplo, cobrar por el estacionamiento paralelo en las vías como sucede en cualquier lugar del mundo. Esto se hace fácil y transparentemente con tecnología. El alto costo social del parqueo gratis está muy bien sustentado por el profesor Donald Shoup de la Universidad de California. El Estado debe alquilar las plazoletas y los antejardines a los cafés ya que estos los mantienen mejor porque están más cerca que el estado controlador y centralista. También debe fomentar los quioscos de revistas, dulces y flores que puedan mantener unos andenes amplios, limpios y seguros y generadores de empleo. Lo que nos gusta de las ciudades europeas es que podemos caminar por andenes amplios entre la actividad urbana por excelencia: el intercambio social. El espacio público es de todos y es tarea de todos defenderlo.




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